martes, 11 de febrero de 2014

La manquedad de Valle-Inclán



El 24 de julio de 1899 el escritor Ramón María del Valle-Inclán y su amigo, el periodista Manuel Bueno,discutían durante una tertulia en el Café de la Montaña, en plena Puerta del Sol de Madrid.


En medio de la acalorada discusión, Valle-Inclán llama “Majadero” a Bueno.



Manuel Bueno, ante el insulto, se levanta, coge su bastón y amenaza a Valle, que contraataca con una botella de agua.



- ¡Majadero! ¡Majadero! - insiste Don Ramón.



La mala fortuna quiso que un bastonazo de Bueno impactara en el gemelo izquierdo de la camisa de Valle-Ínclán y que esteDescripción: http://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png se clavara, roto en múltiples pedazos, en su muñeca. 


La herida se infectó días después y presentaba signos de gangrena tras una chapucera cura de urgencia en la Casa de Socorro... Finalmente tuvieron que amputarle el brazo.



Según las crónicas, después de lo sucedido, Valle-Inclán comenzó a inventarse y fantasear con curiosas y grotescas historias acerca de la pérdida de su brazo, comoDescripción: http://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png aquella en la que había luchado con un león, que finalmente se lo arrancó y se lo comió.






También se cuentaDescripción: http://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png que unas veces decía quehabía perdido el brazo en un duelo a sable por defender el honor de una dama... y otras que lo había perdido entreDescripción: http://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png su barba...


Pero un día, en una animada tertulia en otro café de Madrid, el genial escritor, dejándose llevar en un momento de exaltación, comenzó a asemejar su manquedad con la de Cervantes, a lo que su buen amigo  (adelantándose hábilmente al previsible final esperpéntico de la fantasiosa historieta) replicó:


“Vamos Ramón, que eso no fue en Lepanto”



Tal vez de no intervenir D. Jacinto, Valle-Inclán (no en vano creador del estilo literario denominado esperpento) podría haber convencido a algún incauto oyente de la época de que la verdadera causa de su manquedad estaba en haber luchado “mano a mano” con Cervantes y contra los turcos aquel 7 de octubre de 1571 ;)

ParaDescripción: http://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png acabar os dejo con esta estupenda viñeta del Comic mexicano de 1968 “Vidas Ilustres” que recoge algunas otras hilarantes e increíbles versiones acerca de cómo perdió su brazo izquierdo D. Ramón María del Valle Inclán.






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domingo, 26 de enero de 2014





Los cafés literarios

Hoy he decidido rendir un homenaje al café y a los cafés. Yo diría que esta  bebida podría considerarse como el emblema de la verdadera “alianza de civilizaciones“. Pregunto: ¿qué país desconoce hoy totalmente la existencia y el disfrute del café ? Además, teniendo encuenta  la etapa de prohibiciones que estamos viviendo: se prohíbe el tabaco, la semi-prohibición del alcohol (“Si bebes , no conduzcas”) ; se prohíben los bollos industriales y la comida-basura., etc.
Antecedentes del café:
En el inicio de toda empresa humana que ha tenido importancia hay una leyenda. El origen del café no ha sido una excepción. Una leyenda conocida por musulmanes y cristianos, habla de que en una ocasión en que el Profeta estaba enfermo, el ángel Gabriel le devolvió la salud y la fuerza viril, ofreciéndole una bebida negra como la gran Piedra Negra que hay en La Meca.
Como esta leyenda corren otras muchas que subrayan la importancia que se le ha atribuido al café a lo largo de la historia humana. Es fácil confundirse con el origen del verdadero café, pero parece claro que las plantas del Café son originarias de la antigua Etiopía. Pero los grandes propagadores del café fueron los holandeses , que explotaron grandes plantaciones del mismo en sus colonias de Ceilán e Indonesia. En tres siglos el café ha pasado de ser casi desconocido a convertirse en una bebida universal que Bach, Balzac, Beethoven, Goldoni, Napoleón, Rossini, Voltaire y otros muchos personajes de la historia han consumido en grandes cantidades y elogiado desmesuradamente.
Antecedentes de los cafés:
El antecedente de los cafés españoles parece estar en los “mentideros”, remontándonos para  ello al siglo XVII, pero el antecedente más claro es la “botillería”. A diferencia de ésta, el Café tuvo a comienzos del siglo XIX un carácter más permanente y no transitorio. A. Bonet, en su discurso leído ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, los define como: “Centros de reunión y discusión que acaban convirtiéndose en verdaderos Clubes con gran influencia en la opinión pública y en los Gobiernos”.
Café del Príncipe: De todos los cafés existentes en Madrid por los años 1830 y 31, el más destartalado, sombrío y solitario era, sin duda alguna, el que, situado en la planta baja de la casita contigua al teatro del Príncipe, se pavoneaba con el mismo título, aunque ni siquiera tenía entonces comunicación con el coliseo. -Esta salita, pues, de escasa superficie, estrecha y desigual  (que es la misma que hoy se halla ocupada por la contaduría del teatro Español), estaba a la sazón, en su cualidad de café, destituida de todo adorno de lujo, y aun de comodidad. .
Y, sin embargo, entre aquellas estrechas paredes se reconcentró lo más vital de nuestra sociedad, hasta que, rebasando sus límites, partió de ellas el rayo luminoso que había de cambiar por completo la faz de nuestra vida intelectual. -De allí, de aquel modesto tugurio, salió la renovación o el renacimiento de nuestro teatro moderno; de allí surgieron el importantísimo Ateneo científico; de allí el brillante Liceo artístico, el Instituto, y otras varias agrupaciones literarias; de allí la renovación de las academias, de la cátedra y de la prensa periódica; de allí los oradores parlamentarios y los fogosos tribunos, que promovieron, en fin, una completa transformación social. Así lo cuenta  Mesoneros Romanos en “Memorias de un Sesentón”
El café de Fornos se inauguró el 21 de julio de 1870, por el empresario José Manuel Fornos (ayuda de cámara del Marqués de Salamanca). La inauguración fue documentada por el mismo Gustavo Adolfo Bécquer en la revista «La Ilustración de Madrid» artículo en el que se destaca con fotografías el fenomenal techado del local, obra de Manuel Vallejo así como  los decoradores Terry y Busato. Los cuatro cuadros principales de Vallejo eran alegorías al té, al café, el chocolate y finalmente a los licores y los helados. La inauguración fue un acontecimiento en Madrid. debido a que la decoración era lujosa, al estilo Luis XVI.
El viejo Fornos, con sus bronces artísticos, sus zócalos de caoba y sus techos pintados por Sala y por Mélida, ofrecía no sabemos qué de suntuario y de frívolo, de distinguido y de escandaloso, de aristocrático y de bohemio, que, según el momento  del día, invitaba a sus clientes a la contemplación silenciosa o acicateaba su regocijo. Cual si hubiese heredado partículas del espíritu de los dos últimos edificios que le precedieron en aquel sitio, el Fornos inolvidable de nuestra juventud tenía conjuntamente mucho de teatro y algo de iglesia.Eduardo Zamacois
El café noventayochista por excelencia fue Fornos. Ubicado en la calle de Alcalá, esquina a Virgen de los Peligros, cerró sus puertas en 1908.
El Café de Platerías, que según parece existió en la calle Mayor de Madrid, fue un lugar como muchos otros del Madrid de finales del siglo XIX, cuando Alfonso XII se llevaba bien con los toreros Frascuelo y Lagartijo y Julián Gayarre cantaba en el Teatro Real. Y poco más puedo decir porque si quieres publicar cada semana , te queda poco tiempo para investigar y algunos temas se resisten a ofrecer sus datos  históricos y tienes que contentarte con ofrecer un guiño nostálgico, como en esta ocasión. Sea como sea, el Café de Platerías sigue vivo en la memoria de muchos españoles por la canción “Tarde de Otoño en Platerías”, que se encargó de actualizar “El Consorcio” Esta canción la cantaba mi madre que, dicho sea de paso, entonaba muy bien.:
La tarde clara/ [de] otoño madrileño/ que en Platerías tomaba yo café./ Con tu vestido gris/ entrar en el salón te vi / y al verte tan bonita/ me puse junto a ti.
La tarde moría en los espejos/ soñaba el amor en los divanes/ y todo yo temblé/ en elmomento  aquel, mi bien /que todo ruboroso/ mi amor te declaré.
Tarde de otoño/ llena de sol de Madrid/ café de mis sueños/ donde mi amor encontré./
Ay, 1800, qué lejos ya estás de mí./ Todo pasó como una luz / que yo apagué./
Tarde de otoño llena de sol de Madrid.
Alfonso XII volvía de los toros /Julián Gayarre cantaba en el real /y yo en aquel café/
gustoso te cité[,] mi bien/ y sueños de ilusiones/ inquieto te esperé.
Las luces de gas iban creciendo/ la noche llegaba lentamente / y al no verte venir/
creyéndome de amor morir/ me fui de Platerías /pensando solo en ti.
Café Gijón: Tan solo uno de estos cafés literarios ha sobrevivido a la piqueta o a la especulación. Denominado también Gran Café de Gijón es un café madrileño fundado el 15 de mayo del año 1888 (situado en la calle de Paseo de Recoletos 21) por un asturiano afincado en la capital llamado Gumersindo Gómez (otras fuentes le mencionan como Gumersindo García). El Café, a pesar de sus modestos comienzos a finales del siglo XIX e convirtió tras la guerra civil española en una famosa tertulia literaria y reunión de intelectuales y artistas de la época franquista, y la Transición Española que, de alguna manera, perdura todavía.
Francisco Umbral, publicó en 1972 La noche en que llegué al Café Gijón, una personalísima evocación de los sesenta y los setenta que contribuyó a engrandecer la leyenda del Gijón.Ahora  bien, son muchos los autores que han escrito y seguirán escribiendo sobre el Café Gijón. Voy a citar uno más, especialmente querido por la autora de este post. José Luis Castillo Puche, porque fue profesor mío en la Universidad y de él guardo un grato recuerdo, escribió: “El Café Gijón. Un archipiélago literario donde cada tertulia es una isla”, en “Blanco y Negro” 26 de enero de 1963.

En el local se celebra cada año el premio que lleva su nombre . Al cumplir su centenario a finales del siglo XX queda como testigo de una época de florecimiento de cafés de tertulia en Madrid y de los cafés de tertulia sobrevivientes en el Madrid de comienzos del siglo XXI.